El edificio está en pleno Atocha, acompañando a los grandes como pueden ser el museo Thyssen, el Reina Sofía o el Prado. Y a su vez está un poco “escondido” debido a que su puerta no accede directamente a la avenida, sino que queda escoltado por los edificios de alrededor, y a su vez se integra en uno de ellos con el jardín vertical de la plaza.
El edificio fue construido por el estudio “Herzog y de Meuron” en el año 2002, quedando esta obra aparentemente sin relación con anteriores o posteriores obras, exceptuando la idea de la reutilización del edificio ya usado en el Tate Modern, aunque abordado desde otro punto.
El edificio por afuera, resalta la fachada de la antigua fábrica, reutilizada y levantada para proporcionar un espacio extra, donde tendrá lugar la plaza. Este lugar también se destinará a exposiciones pero al aire libre, y lo arropará un gran jardín vertical. La fachada en sí contiene multitud de las antiguas ventanas tapiadas y dos huecos realizados, en apariencia, aleatoriamente en ese lugar. Además se le incluye la idea de volumetría en un gran bloque que sobresale por la parte superior de la antigua fachada.
En su interior cabe destacar dos grandes soluciones constructivas, y estas dos son el elemento más querido u odiado por los arquitectos, las escaleras. La primera la encontramos al acceder, donde podemos observar una escalera de caracol, probablemente de acero inoxidable con una geometría bastante “artificial”. Más adelante para acceder a las demás plantas debemos tomar otra escalera, que de cierta manera recuerda a la rampa del Guggenheim de Nueva York, esta vez veremos como no es tan radical en las formas, sino que será mucho más visualmente ordenada y con cierto toque de “suavidad”.
Por tanto, el calificativo para describir su carácter sería el de artificial, tanto por sus formas en las escaleras, el levantamiento del edificio, y demás elementos que complementan la idea.
La idea del arquitecto, era reutilizar tan solo la piel externa del antiguo edificio y no usando su distribución interior como se hace en el anteriormente mencionado. En cuanto al espacio público, fue indispensable levantar el edificio consiguiendo mayor espacio. A este se le añade el jardín vertical, que conecta plenamente con el Jardín Botánico como con el Paseo del Prado. El planteamiento general en relación con los demás espacios de arte era destacar, no por más, sino por todo lo contrario, dotando de carácter propio al edificio, nunca buscando la “competencia” con otros similares.
