Importante también sería recalcar no solo estos aspectos, sino también el principal motivo por el que fue adjudicado dicho evento a Madrid.
Debido a los desastres naturales sucedidos en Japón, el proyecto presentado por el estudio madrileño resultó ser el sustituto perfecto por su bajo coste y la rapidez con la que podía ser realizado y pensado.
Teniendo en cuenta el contexto temporal de la instalación y su uso meramente musical, nada han dejado a la improvisación estos jóvenes arquitectos. El hecho constatable de comenzar trabajando con un experto en sonido antes de proyectar nos muestra hasta que punto el proyecto está pensado expresamente para su finalidad. Igualmente, la totalidad de la intervención está pensada para no dejar huella en la nave de Matadero una vez concluido su uso.
La intervención podríamos decir que se divide en cuatro zonas diferentes. La zona de oficinas, no varía mucho en cuanto a su forma de la zona de estudios. Ambas se componen de pequeñas casetas de madera reciclable, perfectamente aisladas unas de otras evitando así la mezcla de sonidos en un ambiente de “investigación musical”.
Todas ellas se encuentran elevadas por unos muelles que evitan que las vibraciones producidas en su interior influyan en las casetas contiguas. A la vez, las cubiertas finalizan en aristas cónicas para eliminar el rebote de las ondas sonoras en su interior. La zona de mayor envergadura, donde se encuentra la cafetería, el salón de conferencias y el estudio de grabación, se nos presenta de otra forma realmente llamativa. Los muros realizados a través de sacos de arena, consigue evitar una vez más la propagación de las ondas sonoras y soportar el peso de ambientes más amplios. Todo ello con el componente de la temporalidad bien presente.
Por último, el ambiente creado mediante zonas de paso amplias a la vez que íntimas, la vegetación que rodea las construcciones y la tenue luz que ilumina la estancia; crea un espacio ideal para la interacción musical entre los jóvenes que fueron invitados a la edición del Red Bull Music Academy realizada este año en Madrid.
Concluyendo ya, podemos afirmar que el estudio español Langarita-Navarro han vuelto a sorprender con sus proyectos, creando una pequeña aldea en el centro de Madrid de una forma original, reciclable y 100% sostenible.
Borja Moronta Alvarez
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